Tal como nosotros necesitamos lugares para guardar cosas de uso cotidiano, así como para conservar objetos valiosos, los antiguos Mayas creaban contenedores especiales. Uno de ellos es esta caja de piedra que, por los detalles tallados en su superficie, contendría un texto, aunque se podría haber perdido en el tiempo.  

¿Cómo saben los expertos? Por las figuras y los glifos que adornan la caja. A los lados vemos dos personajes. Uno lleva un “libro celestial”, el otro es un escribano. En la tapa verás varios glifos alrededor de un personaje central que representa al dios del maíz abrazando un conejo. Los glifos e imágenes grabados en su superficie nos cuentan sobre el personaje y las deidades relacionadas con él.

En sus laterales muestra a dos personajes sentados mirándose entre sí. Uno de ellos sostiene el “libro celestial”. El otro es un escribano, con el pelo recogido. En la misma escena encontramos glifos escritos al revés, lo que nos dice que la escritura era algo importante para este personaje.

El grabado, que aún no está completamente traducido, menciona que la urna es “La Casa del Dios de la Luna, de una lunación de 30 días”. Haciendo referencia a una deidad que influye en la naturaleza y en los diferentes ciclos lunares.