Esta pieza, única entre el vasto trabajo del maestro Dagoberto Vásquez, cuenta con la presencia de diversos personajes de la cultura rural. El maestro Vásquez tendía a hacer exhaustivas investigaciones sobre el tema del que tratarían sus obras y esta no fue una excepción.
El color y las formas utilizadas, que distinguen los trazos propios del artista, brindan un diseño armónico que ilustra varios aspectos de la vida en comunidad de los pueblos originarios. En esta obra se observa cómo el maestro Vásquez comienza por ilustrar la creación del hombre, según la cosmovisión Maya, pasando por la búsqueda de igualdad de derechos, el sincretismo religioso, el trabajo de la tierra y la búsqueda de la paz, usando una diversidad de personajes que representan al pueblo guatemalteco.