Los aires de transformación política y social en Europa y América del Norte comienzan a llegar a América Latina a finales del siglo 18, y a inicios del siglo 19, principalmente, con la Independencia de Estados Unidos en 1776 y la Revolución Francesa en 1789.
A raíz de estos hechos, en Guatemala surgen movimientos que buscaron la separación de la corona española, como los Conjurados de Belén en 1813; hasta lograr la independencia el 15 de septiembre de 1821.
La influencia de la Revolución Francesa es palpable, pues los independentistas exaltan los ideales de la consigna que distingue a la nueva Francia: igualdad, fraternidad y libertad. La sociedad comienza a dar el giro a un pensamiento crítico, con el ser humano como el centro de todo.
Su legado artístico es extenso y abarca desde murales pintados en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, la fachada poniente del Banco de Guatemala, hasta esculturas monumentales, como la de Tecún Umán, en el Bulevar Liberación.