Tak’alik Ab’aj es una antigua ciudad comercial situada en la bocacosta suroccidental de Guatemala que participó como un miembro importante en el sistema de rutas de intercambio de larga distancia preclásico a lo largo del litoral del Pacífico e Istmo de Tehuantepec. Esto influyó de una manera decisiva en el desarrollo de su longeva historia que abarcó 1700 años (800 a.C. - 900 d.C.). Durante la era olmeca, Tak’alik Ab’aj compartió los valores culturales con esta primera gran civilización de Mesoamérica y al cese de ésta, desempeñó un papel protagónico en el desarrollo de los cánones de la cultura maya temprana entre lo cual destaca la escritura y el cómputo del tiempo a través de la Cuenta Larga. Durante estas dos importantes épocas Tak’alik Ab’aj desarrolló un programa escultórico extraordinario que refleja las expresiones artísticas de estas dos grandes culturas. A finales del Preclásico Tardío, entrando al Clásico Temprano, la intrusión a Kaminaljuyu de un grupo expansivo pre-k’iche’ de la Tradición Cerámica Solano proveniente del altiplano nor-occidental, incidió en la ruptura del sistema de intercambio a larga distancia del litoral del Pacífico y el cese del desarrollo maya temprano en la periferia sur del Área Maya. Como respuesta o anticipándose a esta difícil situación coyuntural Tak’alik Ab’aj al parecer se alió con el agresor y reorientó sus relaciones comerciales hacia la región del altiplano del dominio de este último. Esta alianza le produjo gran riqueza a Tak’alik Ab’aj, reflejado en la mayor y única colección de cabezas ceremoniales de mosaicos de jadeíta preclásica conocida hasta el momento. A partir del Clásico Tardío no hay evidencia de una continuidad de esta relación, más bien la cerámica señala una re-orientación abrupta hacia la zona de la bocacosta, particularmente Sta. Lucía Cotzumalguapa. Tak’alik Ab’aj continuó siendo un centro rector hasta finales del Clásico Tardío, cuando su población aparentemente no dispuesta a doblegarse ante la renovada expansión de un grupo sucesor al Solano del altiplano - el k’iche’ - abandonó la gran metrópoli que los había albergado y fue escenario de su gran historia durante 1700 años. Esta historia no ha terminado aún, hoy día Tak’alik Ab’aj permanece viva como un lugar sagrado y santuario natural para los grupos mayas que perpetúan en ella sus tradiciones rituales ancestrales. Hay muchas maneras de contar esta historia y de seguir la huella de las marcas que dejaron los grandes eventos; estas marcas muestran que un evento conduce a otro y que están concatenados (relacionados). Esta historia puede ser una historia de reyes, sin nombres aún, por la tarea pendiente de poder descifrar su escritura temprana, pero que dejaron su firma, más legible en la arquitectura, en la escultura y arte lapidario. Esta historia, a lo largo de la cual vemos desfilar tremendas herencias culturales, que se transforman y permean a las futuras generaciones, es una historia de sincretismo, se puede decir, sin fin hasta nuestros días.