El mole, del náhuatl molli o mulli que significa «molido», es un platillo prehispánico originalmente preparado con fines ceremoniales. Tras la llegada de los españoles a Mesoamérica, se introdujo a su receta especias como la canela y el ajonjolí. A lo largo de la región se han creado una serie de variantes y combinaciones.
Corte en piezas el pollo, póngalo en un recipiente con suficiente agua, agregue la sal y el ajo, y cocínelo a fuego medio durante 25 minutos.
Por aparte, en un comal o una sartén, ponga a dorar la pepitoria, el ajonjolí, el chile ancho, el chocolate, el chile pimiento, la cebolla, el tomate, el miltomate y el ajo.
Cuando estén completamente dorados, tritúrelos uno a uno en una piedra de moler. Para espesarlo, agregue la miga de pan hecha con las rosquitas. Siga moliendo hasta obtener una mezcla espesa y uniforme.
Cuando todos los ingredientes estén molidos, agregar el agua con la cual se coció el pollo; esto hace que el recado intensifique su sabor.
En una sartén aparte, ponga un poco de aceite y dore el pollo, cuando esté listo, agregue el recado y cocine durante quince minutos.
El mole de pollo se sirve tradicionalmente con arroz blanco, tortillas calientes y a menudo se decora con ajonjolí tostado y cilantro picado.