En nuestro país, este dulce, así como otros, ha sido preparado por las monjas españolas en los conventos coloniales. Los habitantes de La Antigua Guatemala eran muy aficionados a la comida, en especial a los dulces que ofrecían los llamados «comerciantes», esta costumbre perdura a través del tiempo y resulta común ver a vendedores con sus canastas ofreciendo las cocadas.
Saque el agua de los cocos y consérvela en un recipiente aparte. Límpielos con cuidado; asegúrese de quitarles toda la cáscara y la corteza. Corte la carnaza con trozos
grandes y luego pásela por un rallador.
En un recipiente grande, bata el huevo y agréguele el coco rallado y la fécula de maíz. Con esa mezcla forme pequeñas porciones y resérvelas.
En una olla, ponga a cocer el agua de coco junto con el azúcar y la canela, cuando empiece a espesar, agregue las porciones del coco y cuézalas, al menos, por 30 minutos.
Pasado ese tiempo, sáquelas del fuego y colóquelas en una bandeja con papel encerado. Llévelas al horno a 250°C o 480°F por unos 20 minutos.
Cuando hayan tomado un tono marrón estarán listas para disfrutar.