Este dulce adquiere popularidad durante la colonia española que lo introduce a los países dominados, como la América hispana y algunas islas del Sudeste Asiático. Su textura suave hace las delicias de chicos y grandes y lo sitúa como uno de los postres favoritos de los guatemaltecos.
En un recipiente hondo coloque las almendras molidas, el azúcar y el agua. Si lo desea, agregue una pizca de ralladura de limón y canela en polvo.
Agregue los ingredientes y amase hasta observar que se mezclaron por completo y obtener una masa uniforme. Deje reposar la mezcla en un lugar fresco por 40 minutos.
Luego haga trocitos con la mezcla y colóquelos en una bandeja para horno.
Bata la clara de huevo a punto de nieve, y unte los trocitos con el huevo batido con la ayuda de una brocha pequeña o un pincel de repostería.
Precaliente el horno 200°C o 390°F, meta la bandeja y déjela por 2 minutos.
Retire la bandeja del horno y dejar enfriar.