En los siglos pasados, las cocineras que preparaban este delicioso dulce únicamente utilizaban «una olla de cascahuín», una paleta de madera «maciza», para mover cuando fuera necesario, «una piedra y un mazo» que se utilizaban para quebrar los coyoles y poder eliminar la capa externa que los rodea, la cáscara.
Pele los coyoles. Puede golpearlos con un martillo para que la cáscara se despegue con mayor facilidad. Una vez pelados, déjelos en remojo al menos una noche antes a su preparación. Esto se hace para reducir su acidez y garantizar un buen sabor.
Al siguiente día, ponga los coyoles en una olla con suficiente agua y agregue la canela, la panela, la carnaza de coco y una pizca de sal, para neutralizar el sabor.
Cuézalos durante al menos 2 horas, hasta que se haya formado la miel. Revuelva constantemente con ayuda de una paleta de madera para evitar que se peguen a la olla.
Repita el proceso de cocción durante al menos 2 días más, este proceso se hace con el fin de que la miel se muestre más viscosa.