Originario de las comunidades indígenas mayas. Su nombre proviene del idioma Kaqchikel y significa
«envuelto» o «envuelto en hojas». El origen del suban’ik se remonta a tiempos ancestrales, y refleja
la conexión profunda que los pueblos indígenas mantenían con la naturaleza y sus deidades.
Parta en trozos pequeños la carne y séllela en una sartén con aceite caliente durante tres minutos por cada lado a fuego medio. En la fritura agregue una hoja seca de maxán, que aportará el sabor a las carnes.
En una olla grande ponga suficiente agua y agregue el tomate, la cebolla, el chile pimiento y los chiles secos. Cocine a fuego medio durante 20 minutos. Luego licue todos los ingredientes hasta tener una salsa fina.
En un recipiente amplio ponga agua y remoje el cibaque para que esté manejable. Estire las hebras del cibaque y en el extremo inferior haga un nudo. Esto servirá para sostener la canastilla.
En la cacerola de barro donde cocinara el suban’ik, ponga el cibaque con el nudo al fondo y extienda todas las hebras hacia los lados formando una telaraña. Remoje las hojas de maxán en agua caliente y póngalas en forma ordenada sobre el
cibaque.
Una vez formada la canastilla, ponga las carnes dentro y luego derrame el recado sobre estas. Cierre la canastilla, hoja por hoja hacia arriba, cuidando de no hacer movimientos bruscos para no desarmarla. Una vez tomadas todas las hebras del cibaque, haga un nudo en el extremo.
El secreto de esta preparación es realizar una trenza como distintivo decorativo en formidable representación de la mujer maya. Ponga agua dentro de la cacerola y deje cocinar a fuego bajo durante una hora y media. La cocción al vapor hará que las carnes terminen de cocinarse dentro de la canastilla.